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Minimalismo económico

  • purifalcantara
  • 27 jul 2021
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 10 ago 2021


La RAE define el minimalismo como:


1. m. Corriente artística contemporánea que juega con elementos limitados.

2. m. Tendencia estética e intelectual que busca la expresión de lo esencial eliminando lo superfluo.


Todavía no recoge el minimalismo como una forma de vida.


Pero, al igual que en las artes y en la estética y en los campos más “culturales”, esta corriente se basa en la frase “menos es más” que se atribuye al arquitecto Mies Van der Rohe.


Y, dentro de esa forma de vida se concentran muchos aspectos relacionados con la forma de vivir, desde las pertenencias, a la organización, a la economía doméstica, etc.


No me considero minimalista, pero he de reconocer que hay muchas cosas del minimalismo que he aplicado en mi vida.


Todo empezó cuando mi hija vivía en el extranjero y una de las muchas veces que fui con ella e hicimos unas maletas para traernos cosas a casa, les dijo a sus compañeras delante de mí:


- “Oh my God, my mom is like Marie Kondo”. (“¡Dios mío!, mi mare es como Marie Kondo”.)


Reconozco que cuando lo dijo, yo no tenía ni idea de quién era esta señora, pero claro está como soy más curiosa que un gato, le pregunté a ella y juntas empezamos a ver algunos de los vídeos y la serie que tiene en Netflix.


Aclaremos que el “amor de hija” hacía que mi hija me viese más parecida a Marie Kondo de lo que yo era y soy realmente jeje.


Pero una de las cosas que sí hacíamos igual la Señora Kondo y yo era la selección previa de “cosas”.





Hay dos maneras de hacer una mudanza:


1.- Mete todo lo que encuentras por casa (en el caso de mi hija) era en la habitación.

2.- Haz primero de todo, una selección de lo que te vas a llevar.


En el caso de una mudanza de un hogar, aunque sea en la misma ciudad, el secreto de ahorro de energía está claramente en no transportar nada que después vas a tirar, donar, regalar…


Hazlo antes y te ahorrarás energía, y en el caso de mudanza a otras poblaciones o países ahorrarás costes de gasolina y o facturación en avión o por peso si se utilizan empresas de mensajería o traslado de contenedores.


Me empecé a “aficionar” a ver vídeos de orden y organización que daban ideas para ahorrar espacio, puesto que vivo en un pequeño piso de Barcelona, en el que hay cosas de mi pareja y sus 2 hijos, mías y de mi hija.


Y, claro como internet te lleva de una cosa a otra, con el tiempo fui descubriendo que el minimalismo era también una forma de vida, no solo en la organización.


Vi consejos de minimalismo en compras, en ahorro, y por consiguiente en economía.


Lo que más me atrajo de este concepto y por lo que empecé a ver más, incluidos un par de documentales de Netflix, fue la pregunta fundamental que se hacen continuamente:


- ¿Qué es esencial?

- ¿Qué me aporta?


Como ellos mismos dicen: “A menudo confundimos lo simple con lo fácil. Pero, ver que necesitas o no, requiere de un esfuerzo mental”.





Y, realmente, venimos de una cultura que nos han inculcado muchas veces nuestros padres y abuelos, que vivieron en una época tan difícil como la postguerra. Aquello de “eso no lo tires, puedes necesitarlo más adelante”. Y así, vamos acumulando y acumulando.


Esto que en un principio puede parecer un gran método de ahorro, es un arma de doble filo. Puesto que para hacer esto de manera organizada primero se necesita espacio y luego un verdadero control de lo que tienes. Porque por mucho que hayas guardado un cable, o unos auriculares u otras pequeñas cosas, si no sabemos lo que tenemos lo volveremos a comprar.


Y, el otro contrapunto, es que si ahora tenemos algo que podemos vender porque no lo usamos y lo guardamos “por si acaso” a lo mejor cuando vayamos a ello está tan obsoleto que ni cumplirá la función, ni lo podremos tampoco vender.


Y, si es difícil decidir qué tiramos y qué guardamos. Todavía es más difícil en el momento de enfrentarnos a una compra, por mínima que sea.


El cerebro es un arma que nos condiciona mucho más de lo que creemos. Tenemos caprichos que percibimos como si fuera una necesidad. O bien, como un deseo de pertenencia. Idealizamos lo material como éxito y nos endeudamos en cosas que realmente no necesitamos con un dinero que no tenemos. Y de forma similar a los ludópatas apostamos por una cosa (un móvil, una tablet, una televisión, por poner algunos ejemplos) y cuando tienes que pagar las cuotas del crédito/préstamo sentimos el remordimiento de no haber comprado algo más barato que haya hecho la misma función, aunque no fuese lo último que apareció en el mercado.



Así pues, aquí te propongo algunos retos:


1.- Revisa lo que tienes en casa almacenado, y aunque no tengas que hacer una mudanza empieza a clasificar lo que usas y lo que no usas, lo que necesitas y lo que no necesitas. Y, como dicen los minimalistas aquello que te aporta y lo que no. Pero lo importante es que en cada objeto, prenda o complemento te hagas estas preguntas y cuando a tu mente venga el “por si” valores el tiempo que va a durar.


Si encuentras algo que lo que te aporta sea recuerdos felices, mira, busca e idea maneras en que realmente te las aporten, porque sabes perfectamente que en el fondo del armario no te trae ningún recuerdo. Por poner un ejemplo, en un video vi como una falda que le traía un recuerdo especial a esa mujer en particular fue convertida en un cuadro que le permitía verla cada día.


2.- Si el anterior te parecía difícil, no te digo lo que puede suponer ese esfuerzo en el momento de hacer una nueva compra.


Lo que nunca has de perder de vista, es el impacto económico que esa compra te va a causar.


Y no nos olvidemos que los microgastos, de los que ya te he hablado en este artículo https://cutt.ly/GmIfEqX son los que se hacen más por impulso que por necesidad y del impacto que tienen en tu economía.


Y tú ¿te vas a animar a aplicar estos consejos? Espero que sí y que me cuentes cómo te va.


Nos vemos pronto en el próximo artículo 😊





 
 
 

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